La inseguridad y la educación

Hace muchos años que se vienen realizando cambios en las políticas de seguridad pero sin obtener los resultados esperados. La clase política tiene una excepcional oportunidad para demostrar que con la democracia se vive, se come y se educa como dijera un ex-presidente, de otro modo seguirá creciendo el clamor de mano dura, pena de muerte y el consabido pedido de que vuelvan los militares. Y sostengo que es excepcional la oportunidad porque la sociedad está percibiendo, equivocada o no, que la democracia no le está sirviendo para mucho y eso es muy grave. Ya surgio "el que se vayan todos" hace unos años y se ensayó otro el pasado año 2008 y no nos podemos permitir ese exabrupto a riesgo de que aparezca algún trasnochado que crea que ese es el mejor camino.

La sociedad debe encontrar su cauce natural en el marco de las instituciones republicanas y democráticas pero, para ello debe observar algunos resultados, porque si luego de 25 años de democracia seguimos asistiendo al hambre de nuestros niños, al asesinato a mansalva de los ciudadanos en nuestras calles, a la exclusión y marginalidad a la que son eyectados muchos argentinos como consecuencia de una inequitativa distribución de la riqueza, a la carencia de un eficiente sistema de salud pública y por suspuesto a un vetusto y aniquilosado programa de educación pública nunca veremos los resultados esperados, es más cada vez serán más contrapuestos.

La dirigencia tiene la palabra ahora y debe saber interpretar este momento para corregir aquéllo que se debe corregir, pero lejos de la tribuna y la diatriba y cerca de la gente y sus necesidades porque de otro modo estaremos asistiendo a la creación de una monarquía feudal que en los 200 años de historia de nuestro país no ha sabido organizar una marco mínimo de convivencia ciudadana pero sí un sistema de control y recaudación para la corona, sea cual fuere el partido al que le toque ostentarla.