jueves, 2 de abril de 2009

Hondo pesar por la muerte del Dr. Alfonsín



Hondo pesar ha causado este martes 31 de marzo el fallecimiento del Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, acaso el último estadista que diera la política argentina. Un político con mayúsculas que supo dejar un legado de libertad, democracia y defensa inclaudicable de los derechos humanos, un ejemplo de integridad personal y honestidad en el desempeño de la función pública, haciendo de ella una vocación de servicio al país, que se plasmara en el ejercicio de la Presidencia de la Nación entre los años 1983 a 1989.
Es importante destacar la congoja y dolor que causó su partida a lo largo y a lo ancho del país, como si la sociedad quisiera demostrar en su tristeza que aún cree y rescata aquellos valores de decencia, dignidad y humildad como ejemplos de conducta en momentos en que pareciera que se privilegia el tener sobre el ser, el enriquecerse a cualquier precio a vivir una vida en plenitud de conciencia cívica y ciudadana con responsabilidad social. Aquí está demostrado y guardado para la eternidad, en un mundo globalizado y consumista, que la ciudadanía argentina está ávida de dirigentes generosos y amplios a la hora de construir y honestos a la hora de administrar los bienes del Estado. Es un largo y fructífero camino que deberán mirar quienes pretendan desempeñarse en la gestión de la cosa pública como un mojón ineludible de la historia reciente si lo que se desea es cumplir con dignidad y honestidad el cargo para el que sean elegidos, aprendiendo de un hombre que, con sus errores y virtudes, supo ser leal a sus convicciones e ideales, valores que no se encuentran muy a menudo en la política. La sociedad seguramente será celosa vigía de ese cumplimiento.

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