martes, 26 de mayo de 2009

Del pensamiento a la acción

El pensamiento forma parte esencial de la planificación de la posterior actividad, pero precisamente esta debe existir para que sea plasmada en la realidad y deje de ser un mero análisis. A lo largo de la historia los grandes pensadores han sido quienes marcaron el rumbo a las sociedades y establecieron parámetros que dieron marco a sus actos. Pués bien no es difícil concluir que alguna falencia existe actualmente, o escasean pensadores o bien carecemos de quienes lleven esas ideas a la práctica con idoneidad y eficiencia. Los resultados hablan por sí solos, quedan demasiadas cuentas pendientes por resolver que demandan mayor compromiso, mayor participación y solidaridad por parte de la sociedad en su conjunto. Una sociedad que no se preocupa por solucionar los problemas de marginación y extrema pobreza pero que demanda pena de muerte cuando algunos de aquellos comprendidos en esos sectores excluídos delinque o mata, por lo que sencillamente se advierte que vamos a la cola de los acontecimientos, apagando incendios antes que previendo soluciones que comprendan a todos y que nos permitan entender que existen enormes bolsones de pobreza con níveles indignos de necesidades insatisfechas a nuestro alrededor y no esperar a la propagación de enfermedades como el dengue, propias de sociedades poco desarrolladas y que expulsan a sus miembros del circuito natural en lugar de buscar alternativas de inclusión. Aquéllas comunidades que así lo hacen pueden disfrutar de un estado de bienestar mayor que cumple con aquéllas premisas de Jean Jacques Rousseaux en su obra Contrato Social.

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