lunes, 24 de septiembre de 2012

LA DOBLE MORAL

Cada vez es más común, desafortunadamente, observar referentes sociales, deportivos, religiosos y políticos denunciar y/o horrorizarse ante conductas de terceros que ellos mismos han sostenido y lo que es peor que tal vez aún sostienen.
Generalmente la sociedad denomina estas actitudes como doble moral, con una alta carga de hipocresía, doble discurso y denosta fuertemente a aquellos que la practican. Algunas veces estas actitudes son toleradas porque no agravian ningún bien público o de interés masivo sin contar que seguramente hay gente que se encuentra muy perjudicada con estos disvalores. Gravemente resulta dañada la institucionalidad cuando estas prácticas provienen de encumbrados dirigentes políticos y altos ejecutivos. Ambos proclaman por un lado la defensa irrestricta de la República y sus instituciones y por el otro la tan mentada responsabilidad social respectivamente que, en muchos casos, no es más que una manera elegante de evadir impuestos o lavar su imagen ante las actividades no muy claras de la compañía o no del todo aclaradas ante la sociedad.
Ambas posiciones dañan enormemente a la sociedad ya que muchas veces con la donación de la pintura para una escuela, o de ropas y calzado para un comedor y por que no? con el apoyo a una campaña de interés público se logra concitar el interés de la ciudadanía, quienes obnubilados por el magnánimo gesto, no profundizan sobre los verdaderos motivos de esta pseudo caridad Por supuesto que más grave es aún cuando quienes desarrollan esta doble moral son funcionarios públicos, quienes al amparo de los fueros o bien del contubernio político que los ha llevado a ocupar el cargo que detentan cometen un sinnúmero de actos delictivos disfrazados bajo una cortina de democracia y transparencia que no es tal.
Alguna vez la sociedad deberá desarrollar una mayor capacidad de análisis que le permita desenmarañar la tenebrosa trama que tanto daño está haciendo y hará a nuestra sociedad, que demanda urgente mayor participación, mayor compromiso y mayor incumbencia de la gente, del vecino de a pie en las cuestiones que hacen a nuestra República. Por supuesto todo ello no será gratis ya que requiere de trabajo y esfuerzo en pos del bien común pero que seguramente será plenamente gratificado porque formamos parte de esa comunidad que deseamos mejorar. En nuestras manos está el cambio, no subestimemos el verdadero poder popular.