sábado, 25 de junio de 2022

Llegó la hora del cambio?



Una sociedad desgastada, desilusionada de los representantes y de una clase dirigente que no otorga ni la más mínima esperanza a un cambio, que dirime su desmesurada ambición de poder entre cuatro paredes para luego difundir directivas a sus acólitos que acatan sin el más mínimo atisbo de interpelación respecto de su posicionamiento político o de los fundamentos de las decisiones tomadas entre muy pocos y con disfraz de horizontalidad.

Sin dudas que un sistema que cruje por el lado que se lo mire, que clama a viva voz la apertura del juego y la verdadera renovación dirigencial, no un cambio de figuritas para garantizar la continuidad del control del poder, designando a familiares, amantes o serviles sin carácter que les permitan sostener ese sistema prebendario y clientelar que solo deja derramar las migajas de un poder cuyo néctar es bebido hasta la última gota por los mismos de siempre, asegurando su subsistencia y la de varias generaciones de su linaje, haciendo uso de apoteóticos paradigmas que movilizan a las masas bajo la esperanza de un cargo o ayuda que nunca llega, corriendo la zanahoria a la espera de cada elección con la consabida: "en ésta no pudo ser, no nos dieron lugar, pero la próxima te prometo que te cumplo" y así usan a generaciones enteras a las que sólo les arrojan los desechos de un sistema que ha enriquecido a muchos más allá de la cuenta y a otros los ha anquilosado y enquistado en la butaca de alguna diputación o senaduría en las cuales gozan de los mayores privilegios e ingresos muy por encima de la media de aquéllos a quienes dicen representar.

La comunidad ya casi no espera, muchos que tienen la posibilidad están probando la aventura del desarraigo para encontrar rumbos mejores, lugares que a veces no suelen ser la oportunidad que esperaban pero están dispuestos a no claudicar porque ven fructificar su trabajo, su esfuerzo, su sacrificio, no como ocurre acá donde la fortuna de los argentinos queda a merced de un grupo a persona alguna, tal y como reza el artículo 29 de la Constitución Nacional  que impone la condena de la nulidad absoluta de aquellos actos que se hagan a través de la delegación de las funciones que les son propias a cada uno de los poderes y condenando a quienes los ejecuten a la pena de los infames traidores a la Patria. Pués bien, hasta el momento todo aquéllo ha quedado en letra muerta, nada de eso se ha puesto en vigor a decir verdad, y está causado por la omnímoda complicidad del poder político con un genuflexo poder judicial que obedece cual adolescente las indicaciones que llegan desde los oscuros rinconces y pasillos del poder ante el temor de perder su fuente de ingresos  privilegios sociales a los cuales casi nadie se atreve a denunciar y exponer públicamente ante la posible reprimenda que podría llegar mas temprano que tarde por parte de ese poder.......que todo lo PUEDE. 

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