martes, 19 de julio de 2022

Análisis de la actualidad nacional.

 


Nos encontramos ante un coctail impensado para la Argentina, una crisis sin precedentes, a punto de estallar durante la vigencia de un gobierno peronista, electo por el voto popular. Una mezcla de desesperación que muestran algunos por garantizar su impunidad, una necesidad de caudal electoral que muestran otros y por tal razón no han arrojado a la arena de los leones a quien detenta el mayor capital político en el oficialismo y todo ello ante una sociedad que observa atónita el descalabro en que se está hundiendo el país y con una clase dirigente que parece no tener reacción ante la gravedad de los acontecimientos, o bien no le interesa porque ya tienen planificado el final de este caos y dejan correr los hechos porque, en el fondo, esa clase dirigente, jamás saldrá perdidosa.

Quienes si saldrán perdiendo de esta situación son los sectores medios, que incluye a los trabajadores, a los empresarios pyme, a los pequeños y medianos productores, a quienes han apostado por el desarrollo de una industria, en fin, a quienes sostienen el país con el pago de los impuestos y contribuciones que hacen que la realidad del "estado benefactor" sea posible y del cual gozan mayoritariamente quienes los acusan de gorilas, golpistas, etc, quienes sufren al día de hoy la falta de transporte para volver a sus hogares, con esperas de largas horas, con la carga de ver licuarse sus magros salarios ante un panorama de incertidumbre total.

Ante esta realidad acuciante nos encontramos con una oposición complaciente bajo un manto de garantizar la institucionalidad mientras se desarrolla una interna velada con algunos personajes que han hecho demasiado daño al país en otros momentos y hoy se presentan como la opción salvadora.

En el medio se encuentran quienes no tienen opción de irse a vivir al exterior y que continúan sosteniendo la Nación, aún a costillas de quienes hacen su agosto multimillonario especulando con un proceso inflacionario fuera de control y con una devaluación que licuará los ingresos de esos trabajadores que ponen el hombro cada día soñando con la realización de los suyos, a pesar de la mochila de llevar a la rastra a quienes viven de la rapiña financiera y contraria a la construcción de un gran país, como el que soñaron los grandes pro-hombres de la Patria.

Cada día se desarrolla un nuevo capítulo de esta novela que por momentos se transforma en un triller sangriento que pareciera no vislumbrar un futuro con claridad y con oportunidades reales de movilidad social ascendente. Esa sociedad espera ávida de encontrar una clase dirigente que priorice el bienestar común por sobre el enriquecimiento individual, el crecimiento del conjunto por sobre el bienestar de las familias "patricias", estamos en los albores de una definición que nos puede depositar en una refundación nacional o en la escisión definitiva de Argentina, confiamos y esperamos fervientemente que la dirigencia esté a la altura que se cumpla la primera opción.

domingo, 3 de julio de 2022

El final de una crisis anunciada

 


Como parte de una profecía autocumplida el país se debate por estas horas ante una crisis que no reconoce antecedentes. Varios análisis vienen coincidiendo que las variables indican que el final no está muy lejos. Un final que sin dudas sumerge a la república en una larga y tormentosa noche que presagia un futuro turbulento y muy incierto.
Lejos de los agoreros que declaman que existen sectores sociales que esperan ansiosos el acontecimiento de esa noche oscura se encuentra el ciudadano de a pie que desea fervientemente convivir con un mínimo de previsibilidad para planificar su vida, su economía, sus proyectos y emprendimientos, algo de lo cual la dirigencia política se encuentra muy ausente, acostumbrada a los lujos y los privilegios a los que el pueblo los tiene acostumbrados merced a una carga impositiva insostenible pero sobre la cual se redobla la apuesta a pesar de los denodados pedidos de alivio fiscal.
Un alivio que nunca llega ya que la clase política se encuentra embuida en resolver sus jugosos negociados que mueven cientos de miles de millones a costa del emprobecimiento de la mayoría de las masas asalariadas, las cuales como una paradoja inexplicable, reniega de esa clase política que los subyuga pero a pesar de lo cual se golpea el pecho jactándose de su distancia de esos feudales que exprimen a más no poder a quien pone el hombro diariamente al sostenimiento del país y sobre los cuales no llega nunca un reconocimiento ni un alivio a su carga.
Este último fin de semana se ha caracterizado por la zozobra y la incertidumbre de quien ocuparía la cartera más importante del gobierno hasta que finalmente, luego del rechazo de muchos nombres de peso, recayó en una ignota economista que deberá continuar con las negociaciones internacionales sobre la deuda y resolver la severa crisis inflacionaria que asola la economía nacional.
Como si esto fuera poco, los máximos referentes del gobierno se encuentran con diálogo prácticamente interrumpido, que sólo se pudo dar al finalizar la tarde de este domingo 3 de julio merced al oficio de algunos acólitos más cercanos que vislumbraban un final trágico sino comenzaba la semana con una designación oficial frente al ministerio de economía, al punto que el nombre del reemplazo del saliente ministro Guzmán se anunció en un escueto mensaje a través de la red social Twitter, con la informalidad propia de la urgencia de la hora y la premura por brindar una imagen de institucionalidad que ya ni los más cercanos creen que exista.
Así las cosas nos encontramos los argentinos entre una familia que quiere asegurar su impunidad ante las numerosas causas que ensombrecen el futuro de la vicepresidente de la Nación, quien reacciona con antojadizo capricho de anteponer su situación personal por sobre la de millones de compatriotas que, desconcertados, observan como se escurren entre sus dedos los pocos o muchos recursos que han logrado obtener merced al trabajo y esfuerzo de muchos años, cuando no de toda una vida. Podrá alguien poner fin a este desquicio? Podrá alguien dejar de atizar las brazas que peligran llevar el país a una situación sin retorno, dejándolo al borde de la disgregación definitiva?
Seguimos expectantes las vicisitudes de una dirigencia política que actúa con un egocentrismo jamás visto, tanto desde el oficialismo como de la oposición que, silenciosamente se relame ante la aproximación de un abismo que creen ingenuamente, podrán controlar. 
O entienden que la hora requiere de un gran acuerdo de gobernabilidad que garantice el futuro de los argentinos ante la situación de turbulencia de cabotaje como ante la imagen deplorable a nivel internacional o pagarán caro su egoísmo e interés sectario. 
Señores, tienen la última palabra, el pueblo espera de uds un mínimo gesto patriótico, no defrauden a la ciudadanía, puede llegar a ser la última oportunidad de demostrar que forman parte de una dirigencia madura que está a la altura de los acontecimientos complejos que están sucediendo.