lunes, 22 de agosto de 2022

"La Odisea de los giles"

 


Mientras algunos millones de ciudadanos cumplen estoicamente con el pago de impuestos a través de un ingreso laboral genuino, que antes era un deber ineludible y que ahora ha pasado a ser una excepción a la norma, una cantidad cada vez mayor de argentinos disfruta de las mieles de "cobrar sin hacer nada" en esta nueva forma de sobrevivir que ha instaurado una casta política que ha distorsionado durante décadas la fórmula elemental de supervivencia de la humanidad que es la de "ganarse el pan con el sudor de su frente", instaurando una que desprecia el trabajo de los demás pero que ha aprendido a usufructuar de los beneficios de quienes ponen su capacidad, esfuerzo y sacrificio al servicio del desarrollo y el crecimiento de la nación.

Todo lo anteriormente descripto nos trae ineludiblemente a la mente la maravillosa pieza del cine nacional "La odisea de los giles" del director Sebastián Borensztein, de ahí el título que le dimos a este artículo.

Lamentablemente estamos transitando una época en la cual se han alterado los valores y prioridades y donde pareciera que todo vale, desde considerar justo lo injusto, verdad a la mentira, trabajo a participar de una marcha política para recibir un plan y así un sinfín de acontecimientos que desorientan hasta el más avezado analista.

Como un grito sordo, la voz de los sin voz, que paradójicamente son quienes sostienen el sistema merced a sus aportes, por caso y a modo de ejemplo, en estos días se conoció el embargo por 71 millones de pesos al ex jugador de fútbol Gabriel Batistuta porque se negó a abonar un impuesto especial y excepcional ante las "riquezas inesperadas", un invento de un gobierno que agónicamente trata de sobrevivir a los desmanejos generados por ellos mismos y en los cuales fomentaron la cultura de la división, el enfrentamiento entre trabajadores y "vividores" de los trabajadores. La hora impone una actitud de grandeza por parte de toda la dirigencia política, sin importar su color partidario, para poder brindar a la Argentina un futuro que asegure una calidad de vida que el país supo tener, que promueva la movilidad social ascendente, que fomente la cultura del trabajo y el encuentro nacional porque demasiada división ya han provocado entre los argentinos y entre las familias que han tomado partido por una u otra postura política.

La decisión está en sus manos señores dirigentes, dejen de vivir como si fueran una casta privilegiada y propia de una nobleza que nuestra Constitución Nacional prohibe. La sociedad esta ávida de observar gestos de grandeza, de humildad en aras de alimentar la unión y fraternidad nacional.

Basta del abuso al que estamos acostumbrados los giles, porque nos consideran así a los laburantes, como si fuéramos "lentos" por cumplir las normas y ser honestos. Los estamos observando, pongánse las pilas porque requerimos respuestas, no hay más tiempo, se acabó ayer el plazo, no tiren más de la cuerda. 

No hay comentarios: